PYA

PYA, Philippe Yvan Alain por su nombre de pila, es un pintor progresista de Marsella.

Desde temprana edad despierta su talento para el dibujo. Inspirado por la energía de su ciudad y su pasión por el cómic, afila sus primeros trazos de lápiz, pero es en el fútbol donde se entrega en cuerpo y alma.

Visto a la edad de 11 años, se unió a varios clubes de Marsella y estaba destinado a una carrera profesional. Ante las dificultades económicas, PYA se ve obligado a renunciar a su sueño para mantener a su familia. 30 años después, sus secuelas siguen presentes y nutren una parte del subconsciente de sus siempre coloridos cuadros.

Detrás de estos fragmentos, de hecho, se esconde un rostro más oscuro: el de la Parca. Accidente en la carretera en 2016, PYA está recuperando gradualmente el gusto por la vida al dejar que su creatividad se exprese. Es finalmente en la pintura donde este ex chef encuentra consuelo y ha multiplicado sus cuadros durante 4 años. Algunos espectadores tenderán a percibir un rostro en sus pinturas. Una mirada compartida por el artista.

Esta redundancia propia de las obras de PYA se refiere al imaginario colectivo: retratos de hombres, mujeres o más abstractos, detrás de los cuales se esconden los rostros de la muerte, imágenes del inconsciente materializado.También tiene un marcado gusto por las cosas bellas, ya sean culinarias o artísticas.

Rápido y enérgico, trabaja en un solo lanzamiento y no define nada de antemano. Sus lienzos son como un espejo, reflejo de un pasado doloroso que el artista da vida.

La trascendencia se convierte en su guía y la pintura se revela como un acto liberador, un medio para reavivar la esperanza. Una práctica que contribuye al desarrollo de uno mismo, para uno mismo y para los demás.