Ladylugh

Desde su infancia se sintió atraída por las artes plásticas. Pintar, dibujar, hacer cosas con sus manos.

De este amor por la estética y la creación surgió su primera pasión, la joyería. Con 17 años de experiencia, una carrera llena de técnicas, conocimientos y belleza con artesanos confirmados y expertos. Sin embargo, durante muchos años, había dormido en el deseo casi inconfesable de esculpir. Pero no cualquier cosa. Los huevos de avestruz son sus favoritos.

Le parecía imposible no dar contenido a este sueño. Así que se embarca en la aventura de vivir su pasión que la hace vibrar a cada segundo.

Sus inspiraciones son variadas: plantas, entrelazamientos, motivos japoneses, geometría.