Las aguas termales de Budapest son famosas desde la antigüedad y la tradición de los baños termales se consolidó bajo la ocupación otomana entre 1541 y 1699. Los Baños Termales de Széchenyl se construyeron a principios del siglo XX. Durante mucho tiempo, sólo los frecuentaban húngaros, que venían a relajarse jugando al ajedrez o a buscar tratamiento médico. Hoy, con los vuelos de bajo coste y el turismo de fiesta, multitudes de turistas –sombras parlanchinas que emergen del vapor– se desplazan de piscina en piscina, en verano y en invierno.
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