El deseo es el motor de nuestra sociedad comercial. Nos impulsa constantemente a multiplicar ofertas y objetos. Las herramientas digitales contribuyen a esta expansión y nos confrontan con una situación compleja que, en última instancia, nos aprisiona. Isabelle Régnier, Sabine Eichler e Yves Phelippot se apropian de las manifestaciones de este mundo en el que vivimos y restauran, a su manera, su visión de un universo más poético y contemplativo, afirmando que el arte es el camino y el deseo, el vehículo. A través de la pintura al óleo, el acrílico, el temple al huevo y la fotografía, el espectador se embarca en un viaje donde el deseo está en constante evolución.
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