Martin Rodriguez Rio

Martín Rodríguez comenzó su vida en Argentina, pasó su infancia en el campo inmerso en un mundo propio donde imaginaba ser Tarzán, un gladiador romano, Robin Hood o un vaquero. Pronto su hermano mayor le introdujo en las publicaciones de cómic, lo que le inspiró a plasmar todo ese universo en el papel, y desde que descubrió dos libros de Frank Frazetta a los 12 años, no hizo más que dibujar.

En algún momento de sus estudios secundarios, empezó a creer que su entusiasmo por dedicar tanto tiempo a dibujar escenas detalladas de batallas, etc., era infantil, lo que, unido a las ideas conservadoras y a la imagen negativa que su familia tenía de los artistas, terminó por anular su faceta de creador sin límites. A pesar de ello, a los 19 años vendió su primer cuadro en secreto, la reproducción de una obra de Frank Frazetta, a quien idolatraba. Después completó sus estudios de diseño gráfico en la universidad, donde perfeccionó su técnica de dibujo realista.

En 1989 creó un atelier donde durante años trabajó en la ilustración y el diseño publicitario. Al principio, le resultaba más económico hacer dibujos hiperrealistas que utilizar fotografías, lo que le motivó a especializarse aún más en ello. Hacia 2008, elegía exclusivamente proyectos donde aplicar su arte, hasta que, de repente, un día, a los 48 años, decidió armarse de valor y dedicarse al 100% a ello, ¡quería pintar!

Comenzó con lo que le rodeaba e inspiraba, paisajes, etc., luego conoció a un importante marchante de arte que llevó su obra a Buenos Aires, con su apoyo comenzó a retratar escenas de polo y con el tiempo se convirtió en el consumado pintor de caballos, un experto aclamado internacionalmente.

No fue hasta que se sintió seguro de sí mismo que aspiró a viajar y a ampliar su arte ilustrando personajes fantásticos como los superhéroes. Y así llegó a España, donde tuvo que empezar de nuevo a hacerse un nombre. Consigue exponer su obra en Barcelona, Tarragona, Andorra, etc.

En un momento decisivo conoce y se hace rápidamente amigo de Juan Giménez, el gran maestro del arte de la ciencia ficción. Ambos mantuvieron una relación muy especial hasta la muerte de Giménez en 2020, durante la cual pronto acordaron que Rodríguez se encargaría de retocar digitalmente los fondos de las obras de Juan Giménez, posteriormente, ambos decidieron colaborar en la creación de ilustraciones de gran formato de forma conjunta, plasmando y combinando cada uno su extraordinario talento, obras de realismo faunístico con personajes de ciencia ficción.

Sabiendo que tenía experiencia en la restauración de óleos de otros artistas argentinos y después de instruirle en la ilustración con sus propias técnicas mixtas, Juan Giménez le propuso ser su restaurador oficial. A cambio, Martín debía enseñar a Juan a dominar el dibujo de caballos.

También insistió en ponerle en contacto con Sergi Rincón para abordar la posibilidad de que Martín Rodríguez se convirtiera en un ilustrador de ciencia ficción y fantasía, formado, guiado y asesorado por el propio genio. El proyecto era una reinvención, además de una vuelta a los orígenes. Recuperar la esencia de un joven Martín apasionado por la fantasía pura y ahora dotado de conocimientos técnicos.

Desde entonces, se embarcó en la nueva aventura, produciendo fantásticas creaciones, tímidamente al principio, luego amando profundamente lo que hace y disfrutando del trabajo como nunca antes. Hoy, su colección de ilustraciones al óleo y en técnica mixta es un ejemplo del fruto de la conceptualización y el trabajo en colaboración entre los tres. Corner4Art se alegra de que, de la mano de Juan Giménez, como su amigo y restaurador oficial, Martín Rodríguez haya aceptado colaborar con nosotros.