Fabriano

Nació en 1952 en Francia. Vive y trabaja en Dublín, Irlanda

Fabriano se graduó en las Bellas Artes de Clermont Ferrand en 1974 y expuso con regularidad en Francia y Estados Unidos desde principios de la década de 1980. Rápidamente reconocido y coleccionado, creó decorados para la televisión, especialmente para el Gran Tablero de Ajedrez. Fueron las exposiciones en Chicago en 1989, y luego en 1990 en Miami, las que le dieron el deseo de viajar por Estados Unidos y descubrir ciudades que le habían hecho soñar desde su adolescencia, como Nueva York, Los Ángeles, San Francisco, Palm Springs y el desierto californiano. De estos viajes nació su pasión por los coches míticos, que encarnan una cierta idea de libertad y del sueño americano. 

En 1991, se marchó a Japón.  Allí realizará numerosas exposiciones individuales hasta 2015. También pasará largas temporadas allí, sumergiéndose en la cultura y las tradiciones del país.

Ahora que vive en Irlanda, recuerda sus años americanos, su gusto por las relucientes carrocerías de Cadillacs, Fords y Chevrolets, y las carreras de 24 horas de Le Mans o el Gran Premio de Mónaco, que nunca dejó de seguir. Coches europeos como el Ferrari, el Maserati o el Porsche se han unido a su panteón y a ellos dedica su última serie de obras. Pintados en óleo y acrílico sobre lienzo, rinden homenaje a los soleados paisajes de California y a estos coches de elegante diseño cuyos nombres suenan como una dulce melodía para los amantes de los coches.  El simple reflejo de una palmera en la chapa metálica es suficiente para ambientar la escena y nuestra imaginación se dispara...