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Edicion Estampa
En 1603, el líder supremo de Japón, Tokugawa Leyasu, nombra a la ciudad de Edo (ahora Tokio) capital del archipiélago. Esta decisión provoca un importante florecimiento artístico durante más de dos siglos y medio, es el periodo Edo. Con la excepción de algunos intercambios comerciales, Japón cierra totalmente sus fronteras. Allí se desarrolla una cultura fuerte y trascendental, sobre todo con la práctica de la estampa. Ya muy extendida en China, son Hishikawa Moronobu y Suzuku Harunobu quienes realizan las primeras estampas en Japón.
Se produce una fuerte competencia y una batalla de precios entre los editores en Edo. Las estampas tienen en esta época una vocación comercial y no se consideran como obras de arte. Los nombres de los autores aún no son conocidos, ya que la cadena de producción es larga.
Las estampas son parte de la vida cotidiana. Pueden presentarse en forma de calendario, de decoración o incluso de anuncios. También hay estampas de actores del siglo XIX, que se encuentran entre las más raras y caras en la actualidad, en particular las de Toshusai Sharaku.
Las estampas más conocidas son las de paisajes, de las que Hokusai e Hiroshige son los maestros, que, de hecho, inspiran a los pintores europeos del siglo XIX. Además, la sociedad japonesa cree firmemente en la habitación de cada persona por almas y espíritus, por lo que las estampas que representan leyendas también son muy populares. Finalmente, en esta era en la que la vida era dura para los japoneses, y en la que los hombres disfrutaban de una gran libertad sentimental, han visto el día muchas estampas eróticas; son las famosas "Abuna-e", y las licenciosas "Shunga".
A lo largo de los siglos, las estampas han ganado valor y los grabadores consiguen más reconocimiento. Se difunden por todo el mundo con la reapertura de las fronteras de Japón, lo que provoca en muchos artistas una fascinación por la estampa. El proceso para realizar una estampa es simple: se aplica pegamento sobre una tabla, se pega el diseño a esta mirando hacia la madera, luego el grabador hace una incisión en las líneas, ahueca la madera alrededor y luego graba el dibujo. Graba tantas tablas como colores haya en la imagen. Por último, aplica el color a la tabla grabada y lo esparce.
En el siglo XIX, la estampa hace su gran regreso en Occidente después de dos exposiciones universales, en París y Londres en 1870. Los artistas comienzan a coleccionarlas y luego imitan la técnica y el estilo de las ukyo-e (imágenes del mundo flotante). A esto se le llama Japonismo. Entre estos artistas, Claude Monet, Edouard Manet y Vincent Van Gogh se inspiran en las composiciones del prolífico periodo Edo que les confiere nuevas reglas, nuevos temas, una nueva paleta cromática. Van Gogh incluso escribirá: “Todo mi trabajo está basado, en cierto modo, en los japoneses"... "El arte japonés, en decadencia en su patria, está enraizando nuevamente en los artistas impresionistas".
El impresionismo, al igual que la estampa, se practica al aire libre y se esfuerza por representar la naturaleza personificada, desde varios ángulos de visión. También se inspira en los grabadores japoneses en su liberación de las reglas de la perspectiva a favor del movimiento, la luz y el color.