
Colores
Colores
El uso del color es fundamental en cualquier obra artística. Incluso es una de las principales herramientas del artista. Es difícil imaginar una obra que exista sin el uso del color, aunque sea la ausencia de color lo que el artista decida presentar.
A lo largo del tiempo y de los movimientos artísticos, el uso y el significado atribuido al color cambia, pero la esencia del color sigue siendo la misma. Todo artista debe dominar sus propiedades para controlar su composición. En la restauración de cuadros, el color se convierte incluso en una ciencia, ya que es necesario conocer las diferentes moléculas para encontrar los colores y las mezclas utilizadas originalmente por el artista.
En la historia del arte, la importancia del color fluctúa según las épocas y las zonas geográficas. Durante el Renacimiento italiano, por ejemplo, hubo un debate (conocido como el Paragone) entre la autoridad del color y la del dibujo: según las escuelas, era el color, y no la línea, lo que creaba la emoción y el poder visual de una obra de arte. Los colores adquieren así una inmensa importancia y adoptan determinados significados: el blanco simboliza la pureza, por ejemplo, y el azul (utilizado sistemáticamente para vestir a la Virgen María) se asocia a la divinidad. Estos simbolismos no se conciben al azar: el púrpura, por ejemplo, se utiliza desde la época bizantina para significar el más alto rango de la realeza. A diferencia del ocre, el pigmento púrpura procedía de una concha específica, y era extremadamente difícil -y, por tanto, raro y caro- de obtener.
En general, los colores pueden dividirse en tres categorías: cálidos, fríos y neutros. Como su nombre indica, estas clases de colores desprenden una atmósfera que el pintor puede utilizar para influir en la emoción de su obra. El arte barroco, por ejemplo, manipula los contrastes entre colores cálidos y fríos para captar la fuerza de los cuerpos. El juego de luces se exalta con efectos de color. Durante mucho tiempo, la escuela tradicional de pintura occidental exigía a los pintores que reprodujeran los colores del entorno que les rodeaba. Fueron los impresionistas, en el siglo XIX, quienes exploraron otras formas de ver -y, por tanto, de transcribir al lienzo- su entorno cromático. Al evitar las mezclas complejas y pintar espontáneamente, al aire libre, los impresionistas reinventaron el uso del color para reproducir la realidad.
No fue hasta la pintura abstracta y subjetiva que el arte se dedicó al color como tema. Mark Rothko, precursor del movimiento Colorfield Painting y del expresionismo abstracto, veía en sus cuadros un organismo vivo cuyo color era humano y cuyo formato era trascendente. Piet Mondrian, por su parte, trató de acercarse a la esencia misma de la naturaleza en sus cuadros a través de la pureza de los colores primarios, para lograr la abstracción. El fundador del movimiento vanguardista ruso del suprematismo, Kasimir Malevich, perturbó los sentidos con su obra "Cuadrado blanco sobre fondo blanco", en la que el color se pinta sólo para sí mismo. El arte contemporáneo, la fotografía, el collage y el arte pop también utilizan los recursos del color a su manera, explorando indefinidamente todas sus pluralidades. Como diría Picasso, "cuando no tengo azul, usó el rojo".
Artsper escribe sobre el arte en color: descubra a continuación una amplia selección de obras que honran el color y sus propiedades. ¿Qué mejor manera de alegrar un interior?