Patricia Lazcano Irazazábal trasladó su estudio de Madrid al Alentejo portugués en 2010, donde había adquirido una casa de campo. Esta nueva ubicación pronto transformaría su percepción del entorno y orientaría su creatividad hacia un trabajo manual y matérico. Patricia Lazcano pone el foco directamente en la naturaleza y los hallazgos que de ella obtiene, no transformándolos sino ensalzándolos y dándoles una nueva perspectiva, subrayando su belleza intrínseca, sin alterarla, pero otorgándole nuevos soportes y texturas. "Hace algunos años encontré en mi leñera un tronco diferente.

Tenía incisiones sinuosas que no parecían casuales. Estuvo dando vueltas en mi estudio durante algún tiempo hasta que un día lo hice rodar sobre una losa de arcilla, dejando una hermosa huella en es..." Así comienza la historia del proyecto TRAÇAS. Las marcas que Patricia Lazcano encontró en ese tronco eran surcos creados por las larvas de ciertos escarabajos xilófagos. Estas larvas devoran la superficie de la madera bajo la corteza del árbol, desde que eclosionan y salen del huevo, hasta que alcanzan su tamaño final y salen por un agujero practicado en la corteza. Ese hallazgo casual se convirtió en una búsqueda. Una búsqueda que no solo consiste en coleccionar sino también en observar, revelar y encontrar la mejor forma de mostrar la belleza y peculiaridad de estos rastros. Marcas que son diferentes según el tipo de escarabajo y árbol. El trabajo de la artista se vuelve entonces extenso y sobrecogedor a medida que va descubriendo infinidad de tramas, cuadrículas caóticas, explosiones, paisajes… El proceso inicial de las piezas que componen este proyecto comienza con el tratamiento del tronco que se convertirá en molde y objeto de desarrollo. Los primeros troncos no tenían corteza y estaban deteriorados por el clima. La artista descubre que anticipando este deterioro, puede obtener surcos más definidos para trabajar. Al buscar signos de la presencia de los xilófagos antes mencionados en la corteza y luego limpiarlos ella misma, encuentra rastros claros y recientes. Al igual que ocurre con la impronta, el descortezado se convierte en uno de los momentos más emocionantes del proceso. Son momentos en los que se revela una huella única.

Una vez tratados estos troncos, Patricia Lazcano los utiliza como rodillos que imprimen su imagen sobre las piezas cerámicas. El uso de la cerámica, tratada a baja temperatura, como soporte tiene un significado vital en este contexto, ya que es un material natural que, como la madera, se convierte en un registro de vida. Las cerámicas que presenta el artista en TRAÇAS son un testimonio biológico, un registro de lo que fue, que solo percibimos a través del volumen. Un volumen palpable, blanco y puro. El volumen de la ausencia.