Makama John

Tan llamativos como intrigantes, los retratos de Makama John están irrevocablemente en sintonía con el burbujeo creativo de África. Desde su estudio ubicado en Abuja (Nigeria), el artista autodidacta entrega un poderoso cuerpo de obras. Brindando al espectador una atmósfera íntima, sus creaciones están marcadas por colores resplandecientes, brillantemente contrastados para realzar a sus sujetos cuyas miradas inmutables están llenas de confianza y equilibrio inquebrantables. La firma estética que desarrolló con la piel de lunares verdes le da toda la singularidad a sus representaciones, por lo que son reconocibles a kilómetros de distancia. Si el joven nigeriano siempre tuvo un lápiz o un pincel en la mano desde niño, hace tres años decidió ponerse el sombrero de artista a tiempo completo. Una decisión fundamental que marcó el comienzo de un capítulo emocionante y lo convirtió en un artista prometedor cuyo nombre está ahora en boca de coleccionistas de arte de todo el mundo.

Con el retrato, Makama John explora una forma de (re)tomar y mantener el control sobre la imagen y, por lo tanto, la percepción de los individuos que conforman el aquí y ahora cultural de múltiples capas de África. Su trabajo se puede ver en la misma línea que Amoako Boafo, Annan Affotey o Kehinde Wiley –de quien se pueden reconocer los fondos ocupados–, artistas que han inspirado mucho su trabajo. Sin embargo, la distinción se convirtió rápidamente en algo crucial para el joven pintor que decidió cultivar una firma visual audaz: individuos de ojos agudos representados con piel verde esmeralda cubierta con lunares negros.

Una elección de pigmento inusual, pero brillantemente explotada, que John explica como proveniente de recuerdos de la infancia cuando, mientras crecía en la granja de sus abuelos, el verde llenaba su entorno visual diario. “Es el verde que encontramos en las tierras de cultivo, en todas partes siempre es verde durante la temporada de lluvias. Son recuerdos de mí ayudando a mi abuelo. Me di cuenta de que con el verde podía representar la agricultura, el crecimiento, la prosperidad.” Haber crecido cerca del aire libre y la vegetación también explica la inserción recurrente de la botánica en sus obras.

Uno puede verlo como una forma poética de encarnar el vínculo permanente que nos une a la naturaleza, nuestro ciclo de vida no es tan diferente al de los elementos de la naturaleza; el mismo ritmo intrincado de la vida que nos ve nacer, crecer, reproducirnos, marchitarnos y morir como la flora. En cuanto a los puntos negros que cubren a sus súbditos, que en su mayoría son amigos íntimos de John, simbolizan a todos los individuos que, singularmente, componen la pluralidad de África.