Max Pedreira

Max Pedreira tiene un espíritu sobrecogedor, que deja fluir con identidad su angustia y emociones en su cómo decir con pintura, dibujo, línea, materia, color ... desde donde construye el difícil camino que conduce a las profundidades del ser, donde su propio mundo interior se manifiesta y de allí extrae, con valentía, sin banalidad, ni complejos actuales, sus humildes y sólidas verdades.

La pintura se resignifica en el descubrimiento de nuevas metáforas, se nos revela a través de la sensibilidad, el peso de la impronta personal que es el espejo del pintor y del hombre.

Max impone composiciones complejas en su impronta, donde la figura humana se sumerge en laberintos de ritmos compositivos, expandiéndose en el conjunto con unidad en el espacio de la obra, donde los arabescos ensamblan una trama que invita al espectador a contemplar los ritmos que impone. el color, donde los contrastes negros profundos se complementan con los rojos, amarillos y verdes saturados dominantes ... el tono expresionista de la figuración se une a los planos de los espacios simbólicos en absoluta armonía, aquí está la paradoja, el complejo no rehuye ni evita al contrario, capta la contemplación del espectador… Son sus obras las que invitan a una mirada profunda.

Aquí es interesante observar, mientras la cultura zapping avanza en el torbellino visual, en pintores como Max Pedreira, sus obras nos atrapan para depositar más de una mirada en ella, lo que hace que el tiempo se demore, y nos transporta a recuperar el tiempo de contemplación, soñar, donde la poesía pictórica se hace visible, la pintura reafirma así sus intactas cualidades expresivas, para quien todavía se arriesga a penetrar en su misterio y descubrir las metáforas que se revelan en la materia, la luz, el color ... es decir en la pintura.