Bob Leach

El artista neoyorquino Bob Leach comenzó a pintar a principios de la década de 1980, después de una maratón de discoteca que duró toda la noche. Al día siguiente, deposita el resultado por $ 20,00 en un café de Greenwich Village. "Me asustó", recuerda. "¡No puedes hacer eso! - Pensé para mí". Afortunadamente, superó sus aprensiones iniciales y se convirtió en un pintor prolífico.

Leach aportó una variedad de influencias a su arte. Después de una infancia feliz en el campo del sur de Nueva Jersey, vivió y viajó por el mundo, desde los grandes museos de París y Ámsterdam, hasta las colonias de artistas y la “sociedad de cafés" de Mallorca.

A finales de la década de 1960, trabajó como terapeuta en Los Ángeles y como especialista en la primera infancia en Nueva York. A través de estas experiencias, desarrolló una intensa fascinación por la complejidad de la psique humana y su desarrollo.

En 1970, rompió con su propia cultura, abrazando la vibrante música, danza, teatro y vida nocturna de la comunidad latina y afroamericana.

Las piezas multimedia de Leach explotan con colores primarios, reflejando su trasfondo intercultural y social. Incorporó a su obra fuertes influencias del arte africano, así como elementos de Picasso y Rouault. Sus pinturas han sido llamadas una progresión de los conceptos de Warhol, porque así como Warhol nunca estuvo sin su cámara, Leach nunca sin su cuaderno de bocetos. Captura a personas REALES; la gente que conoces en los parques, sentados en bares, bailando en clubes. Sin embargo, es prácticamente imposible clasificar a este artista único y desinhibido. No censura conscientemente su arte, que se comunica a un nivel muy visceral.