Yoël Benharrouche

Del pastel suave a la luz, de lo poético a lo fantástico, de lo humano a lo divino, tal es el viaje constante de Yoël Benharrouche, artista de renombre con un trasfondo deslumbrante. Nacido en Beersheva, de padres profundamente creyentes, creció en Aschdod, donde pronto se apasionó por las Escrituras y se familiarizó con los centros de estudio. Llegó a Niza en 1974 y, hasta 1985, completó su formación en Bellas Artes, mientras estudiaba los textos fundamentales de la tradición judía y enseñaba dibujo. Sus primeros cuadros dejaron entrever una sensibilidad muy viva, una interioridad tendida hacia lo Absoluto y la búsqueda de una nueva estética para expresar su concepción mística del Hombre y el Mundo. En 1993 regresó a Israel, se instaló a las puertas del desierto, y allí, en un escenario grandioso lleno de historia y espiritualidad, dio rienda suelta a su inspiración. Rodeado de su esposa y sus cinco hijos, esculpe y pinta un mundo donde lo material se eleva a lo espiritual, donde el lirismo de los colores y la delicadeza de las formas son una celebración del Creador y su Creación. Hoy, Yoël Benharrouche expone en los cinco continentes. Sus obras enriquecen numerosas colecciones privadas y los críticos lo aclaman como un talento confirmado.