Stefano Bombardieri

Nacido en 1968 en Brescia, Italia. Viviendo en Brescia, pasó parte de su infancia en el estudio de su padre, él mismo escultor. Fue aquí donde experimentó con el uso de técnicas y materiales artísticos desarrollando aplicaciones muy originales. Influenciado naturalmente por su padre, también está influenciado por grandes maestros del arte como: Boccioni, Balla, pintores del movimiento futurista, Henry Moore, escultor de principios del siglo XX, o Piero Manzoni. Stefano Bombardieri parte de un enfoque figurativo para avanzar en lo conceptual. Para lograr un trabajo más profundo, se acerca al mundo de Piero Manzoni. Ha participado en numerosas exposiciones colectivas y personales en Italia y en Europa. Está interesado en todas las formas de arte que van desde el mundo del diseño hasta las artes aplicadas. Sus temas creativos se basan en un enfoque filosófico, el artista habla del dolor, presente en la cultura occidental, del tiempo y su percepción. Si bien su obra se basa cada vez más en una búsqueda interior de la noción de estética, sus obras siguen ligadas al movimiento hiperrealista, su obra es matizada: heterogénea, a la vez mínima, conceptual, puesta en escena del uso de una gran mezcla de herramientas y medios artísticos, como la videoinstalación que es recurrente en su obra actual. Sus esculturas son bastante creíbles, es decir, tienen una presencia absolutamente realista, hechas de detalles meticulosamente renderizados, perfección plástica de la mimesis, una equilibrada complacencia estilística. Y, sin embargo, es "su" verdad en sí, su aspecto más verdadero que la vida lo que los hace surrealistas, incluso inquietantes. Los rinocerontes, los luchadores de sumo de este artista y muchos otros posibles sujetos casi adquieren la apariencia de fósiles congelados en una fijeza sintética y artificial. Una vida paralela tan perfecta e incorruptible que provoca estupor. Pero básicamente es solo el arte, la magia del arte lo que hace posibles estas alquimias y las obras de Stefano Bombardieri nos llevan de la mano, con una aparente ligereza, gratamente encantados, hacia conceptos como el de la relación entre realidad y ficción, de vida. y su duplicado, tan actual hoy pero omnipresente en el imaginario colectivo atávico, y material fundamental para la reflexión sobre el arte y su lenguaje.