Trude Viken

Trude Viken es una 'colorista' sin restricciones. Sus pinturas están saturadas de remolinos de tonos carne, grises cenicientos y verdes mágicos combinados con rojos brillantes, naranjas, amarillos y rosas luminosos. El olor a pintura al óleo persiste y los tonos, tanto terrosos como antinaturales, provocan tanto erotismo como repulsión. La obra de Viken requiere una audiencia por su carácter físico, un terreno de pintura al óleo. De esta manera, son paisajes de clima tan impredecibles como el estado de ánimo. Un rostro se convierte en una masa peluda de color verde con base rosa chicle, trazos blancos como bordes de nubes o alas. Sus retratos de la vida cotidiana se convierten en fantasías que expresan nuestra vida interior y nuestros sentimientos más palpables y seducen por su penetración psicológica. Con la mano de Viken, las capas de pintura al óleo se convierten en ojos, nariz, boca, muecas o sonrisas de éxtasis que giran y terminan cuando ella así lo decide. Filas de rostros retorcidos y amasados colgaban juntos como un macabro álbum familiar de estados de ánimo e impulsos pasajeros. Las marcas finales diferentes a las hileras originales. Las formas se disuelven ya que las capas de pintura se pueden volver a pintar muchas veces; casi todo está permitido.