Taher Jaoui

Creando una obra cautivadora y laboriosa con la idea de continuar el legado del movimiento del expresionismo abstracto de los años 50 y 60, las pinturas de Taher Jaoui son ricos ensamblajes de formas en capas, colores vibrantes, gestos expresivos y signos y fórmulas matemáticas. Aplicadas sobre el lienzo a través de una interacción dinámica, un diálogo físico de ida y vuelta en el que la perspectiva y la orientación cambian continuamente hasta que todos los elementos están bien equilibrados, estas opulentas creaciones son la forma personal de expresarse del artista.

A través de una serie de movimientos espontáneos, directamente inspirados en la forma en que el lienzo responde a las capas de pintura y a los gestos que se le aplican, Jaoui compara su obra con una rutina de baile con una pareja conocida. Y aunque en el fondo es impulsivo y sin restricciones, la familiaridad con los materiales es esencial para el proceso creativo que depende en gran medida de la capacidad de responder rápidamente y prever la forma en que los elementos funcionarán juntos. Al superponer pasteles, óleos y acrílicos, el artista acentúa la riqueza de su obra construyendo una textura cruda que capta directamente la energía física puesta en cada pieza. La práctica artística, que sirve de canal para transmitir sus pensamientos, emociones y visiones, es la fuente de confianza y paz de Jaoui, mientras que la obra terminada se convierte en una documentación del proceso de consecución de esos sentimientos.

Sin ninguna educación artística formal, su práctica artística está influenciada por el arte primitivo africano, el grafiti, el arte glitch, el movimiento COBRA, así como por la filosofía y la actitud del expresionismo abstracto de posguerra. La superficie del lienzo se convierte en el espacio de trabajo a través del cual el artista ejerce sus formas de expresión, desde formas sencillas y patrones sobre formas familiares que recuerdan a calaveras abstractas, hasta secciones de garabatos similares a los de una pizarra.