Bertrand Martin

Bertrand Martin nació en 1975 en Verdún. Creció en el sur de Borgoña. Desde pequeño ha sido un apasionado de las ciencias y las artes. A partir de libros de dibujo, revistas y bajo la atenta mirada de su abuelo acuarelista, dibuja, aprendiendo solo el dominio de su gesto y los secretos del azar.

Como estudiante, practicó música asiduamente invirtiendo en el conservatorio. Paralelamente a sus clases preparatorias de ingeniería, la fotografía y el dibujo acompañan sus estudios. La objetividad científica y el acto de creación, las contingencias de la realidad y los vagabundeos de la imaginación acunan perpetuamente en él esta dualidad que él transforma en equilibrio.

Otro mundo de contrastes comenzó con un avance artístico en 1992, cuando se estrenó en las pantallas la película Indochine. El artista tiene 17 años y luego se lanza sobre su mesa de dibujo para evocar la belleza sublime e inocente del rostro de la joven Camille que tanto contrasta con la violencia que la rodea. “Es esta misma belleza eterna y gentil que emerge de un mundo caótico, a veces brutal, lo que busco traducir en mi trabajo actual. »

Bertrand obtuvo su diploma de ingeniería y mostró sus dibujos, que en ese momento no contaban con el apoyo del mundo del arte. Decidió entonces dejar temporalmente de lado su labor artística y exiliarse en Asia. Taiwán, China, Camboya, Vietnam, Tailandia, Corea del Sur son todos los países por los que pasa y que le permiten sumergirse en la cultura y la lengua chinas.

De regreso a Francia, ocupó diversos puestos directivos en el Espacio y al mismo tiempo obtuvo un MBA de la prestigiosa INSEAD Business School. Por tanto, evoluciona en un universo de rigor con esta noción de superación de posibilidades.
Pero esta forma de desafío tiene, sin embargo, sus límites y, a medida que se acerca su 40 cumpleaños en 2014, surge la urgencia de crear. Este proyecto, tantas veces pospuesto, se le impone ahora como un imperativo vital, un sentido necesario a su vida.

Primero se dedicó a la acuarela. Burbujeante de pasión, pinta día y noche, aprovechando cada momento para dibujar, impulsado por este deseo de querer recuperar el tiempo perdido. Entonces comienza la era del reconocimiento. Bertrand es invitado a participar en varias exposiciones de acuarela y es recompensado con premios, publicaciones y exposiciones individuales.