Ivo Petrov

Nacido en Pleven, Bulgaria, Ivo pintó desde muy joven. Desarrolló sus talentos artísticos en la escuela secundaria y luego se especializó en pintura en la Universidad de Veliko Tarnovo, sección de bellas artes. Apegado a sus raíces y a su país, todavía vive y trabaja en su ciudad natal hoy. El arte es para él un asunto de familia. Su esposa, la artista Nina Petrova, comparte su pasión por la pintura. La pareja evoluciona en un marco propicio para el intercambio y la creación.

Ivo encuentra su inspiración en la estética de la Belle Époque y la atmósfera eléctrica de la década de 1900. Aprecia a los pintores de la Secesión vienesa (finales del siglo XIX y principios del XX) y la elegancia del Art Deco. Gustav Klimt (pintor austríaco, siglos XIX-XX) y Tamara de Lempicka (pintora polaca, siglo XX) se encuentran entre sus artistas favoritos. El pintor utiliza la técnica del óleo por su plasticidad e intensidad.

Este medio le ofrece una paleta infinita de tonos. Destacan sus imponentes figuras sobre fondos decorados. Sus rostros están marcados por sombras de colores muy brillantes (rojo, azul, naranja, violeta….) A la manera de los tatuajes tribales. Esta característica original recuerda el fauvismo de Henri Matisse (pintor francés, siglo XX).

Figurativo, su arte se caracteriza por un tratamiento estilizado, casi cubista, de formas y figuras. La composición responde a una organización general geométrica. Cada elemento del lienzo está claramente delimitado en su propio espacio. La escena pintada no se representa en su totalidad sino que se corta como para animar al espectador a tomar asiento en la obra. Ivo combina elementos heterogéneos (trajes tradicionales, referencias al mundo del circo, danza, etc.) creando universos asombrosos y fascinantes. Un director hábil, el pintor da vida a todo un espectáculo de colores en el lienzo en blanco. Real (escenas cotidianas) o fantaseado (escenas mitológicas, folclóricas), sus obras nos invitan a soñar.