Maloles Antignac

Maloles Antignac cuestiona en su práctica la energía del mundo e intenta buscar formas innovadoras de celebrar la biodiversidad y promover nuevas concepciones de la palabra natural en un momento de crisis ambiental sin precedentes. Da a luz de la arcilla a criaturas híbridas conectadas entre sí por hilos visibles o invisibles. Sus obras se asemejan a fragmentos de cuerpos en mutación como si procedieran de las entrañas de la tierra. ¿Son eróticos, místicos o testigos de un mundo de tesoros en peligro de extinción?

Cada uno lleva en su interior una dimensión chamánica, casi sagrada, que se expresa en la profundidad de su arcilla, el brillo misterioso de su esmalte, la luz oscura de la shungit, este polvo de carbón como vino de las profundidades de las edades. Maloles Antignac cuestiona, sin tabú, lo femenino en su salvaje belleza. El cuerpo de la hembra, considerado el primer entorno para todos los miembros de la “tribu” de simios Hominini (humanos, bonobos, chimpancés), está en el centro de su exploración. Expresando la urgencia de la reconciliación con esta madre tierra. Su primera exposición individual, Fertility Cycle, se organizó así en torno a una instalación de un árbol, compuesto por ramas, esculturas de órganos y capullos de seda. A Antignac le gusta entretejer entidades vivas y elementos inanimados, como un bordado con materiales heterogéneos, para evocar la utopía de un ecosistema virtuoso. en el que los seres humanos y la naturaleza serían uno.