Antonio Castelló Avilleira

¿Quién hubiera pensado que los bodegones de frutas podrían ser emocionantes? El pintor más grande del mundo de composiciones de frutas hiperrealistas, sabe exactamente cómo imbuir sus obras con un brillo sorprendente y un poder emocional.

A menudo considerados y representados como emblemas efímeros y frágiles de la naturaleza y la vida; las cerezas, fresas, peras y piñas de los lienzos de Antonio se transforman en elocuentes testimonios del “memento vivere”. Lo mismo ocurre con sus poderosos modelos humanos, ya sean niños o adultos.

Su trabajo se fundamenta y mezcla técnicas de pintura clásica con un enfoque fotográfico y documental moderno. Sin embargo, en su frescura y atemporalidad, sus obras van más allá de la mera documentación y representación.

Porque, dejando de lado las referencias contextuales, Antonio enfoca nuestra visión y nuestra mente solo en la cosa o la persona representada, su momento en el tiempo, su efímero y por tanto su preciosidad. El resultado puede ser feliz, feroz, mezquino o contemplativo, pero nunca más aburrido o sombrío.