Marina Cartiant

El artista tiene esta forma sutil de mezclar figuración y abstracción, de plantear una vez más la cuestión del equilibrio. El cuerpo humano está frecuentemente presente en su obra. Entre los elementos identificables, figuras poéticas suspendidas en un espacio de libertad que, como los personajes de un cuento, sólo aspiran a la llegada de una mirada o una mano que les devuelva la vida.

La constante mutación de estos paisajes mentales, verdaderos estados transitorios de un ciclo sin fin, permite anidar misterios cercanos al sueño despierto.

Coexisten varias velocidades y épocas. El artista recoge cambios de estado.

Sus relatos estéticos son sucesivas puertas que se abren y se descubren. Cada uno de ellos contiene algo, un alma, un secreto que atestigua una alegría o un miedo ligado a la evolución de la sociedad.