Nath Brinon

Nathalie ha estado inmersa en el arte desde su infancia, influenciada por su padre, arquitecto y pintor. Su pasión quedó revelada durante una visita al taller de Paul Belmondo. Tras 37 años en la comunicación de lujo, decidió dedicarse de lleno a su vocación artística.

Formada en los talleres Martenot, Penningen, Camondo y en el Louvre, perfeccionó su visión y su dominio de las formas y los materiales. Encuentros importantes la llevaron de nuevo al modelaje y la pintura, reconectándose con sus primeros impulsos creativos. Gracias a Barbara, sus pinceles vuelven a la vida, redescubriendo una intensa libertad y placer durante los últimos diez años.

En sus lienzos, los colores cobran vida. Los cepillos tocan o abrazan el material, depositando capas finas o zonas sólidas. Transparencias, sombras y texturas se entrelazan en una danza armoniosa: los amarillos susurran a los azules, los morados iluminan los blancos, los rojos vibran y los negros cobran vida. Sus pinturas, verdaderas sinfonías de luz, capturan el calor del verano, la suavidad del otoño o incluso los reflejos tumultuosos de un océano embravecido.

Nathalie, originaria de la región de Retz, se inspira en los paisajes marinos y las marismas. Sus obras reinterpretan la realidad a partir de sus fotografías, mezclando imaginación y poesía. Cada lienzo, impregnado de emoción, invita a viajar entre la realidad y el ensueño.

“Si me gusta la pintura es porque la pintura me libera. Si mi cuadro te atrae es porque tiene alas. »