Stratos

Stratos nació en 1953, en Aviñón, la región de Francia que eligió su abuelo, griego de origen, sastre de profesión. 

A partir de los 14 años se codeó con el mundo artístico en un estudio de arquitectura, disciplina en la que se formó. Es allí donde va a tomar conciencia de la estética y de la belleza de las líneas arquitectónicas y a desarrollar una fibra creativa. Así es como nace el creador de formas, el ensamblador de personajes que brotan de su pincel, con ese rojo deslumbrante, ese amarillo luminoso, ese azul tan profundo y esos negros que rodearán todas sus siluetas: madre, hijo, parejas, músicos… 

Todas son fuentes de vida, esta vida tan valiosa para compartir, un mensaje altruista del artista que lo dará todo. El recorrido del artista le llevará, después de la pintura, a la escultura. Estas se integrarán en su universo, monumentales y suaves, metálicas y acariciantes, siluetas onduladas que se rozan, se tocan, músicos de chello que escuchamos, oímos y esas parejas abrazadas, entrelazadas, con sus cabezas ligadas que nos hacen pensar en soñar, escuchamos su silencio. 

Es Stratos quien sale volando, sujetemos su mano fuerte, volemos con él hacia el mundo mágico de la infancia, aprovechemos este momento que nos regala el artista para sumergirnos unos instantes en este mundo de tranquilidad, en el universo onírico de esta infancia que algún día tendremos que dejar. 

Ojalá podamos guardarla, hacerle espacio en nuestro corazón, ese es el milagro de Stratos, con su universo de cielos estrellados multicolores y extravagantes, con todos sus personajes que nos dan la mano y esas sombras metálicas que se elevan hacia las nubes y nos envuelven delicadamente... Emana de todo esto como una fragancia alegre que nos hará felices, muy felices.