Tatjana Sonjov

Escanee el fondo de su taza de café y vea rostros familiares allí. Deja que sus ojos vaguen en el cielo y recuerden un tiempo, imágenes olvidadas. En el enfoque de Tatjana Sonjov, no hay una verdad que prevalezca sobre los sentidos, una racionalidad que dañe la imaginación. En sus pareidólicos, guarda el lugar para el otro, para seguir el camino de lo que percibe y de lo que es. En primer lugar, en su obra, existe esta relación con el material humilde.

Papel, tela y gouache, que da cuerpo a intervalos surrealistas de impresiones. Una relación sensual con carboncillo y pastel trabajado lentamente a mano. Sus colores y texturas se adhieren a la pintura, como islas de percepciones. En las venas y grietas de su piel, tantas historias se despiertan en un solo lugar. A través de la memoria y el olvido, Tatjana Sonjov explora las alegrías de la existencia, siempre en una oleada de vida. Y aquí, todos pueden escapar, como en las tintas de Rorschach, con títulos de maleta en el bolsillo.

Palabras que juegan, cajones de palabras. "El arte nos es dado para evitar que mueramos de la verdad", escribió Nietzche. Al movilizar los sentidos y sus recuerdos, Tajtana Sonjov despierta territorios del orden de lo íntimo. Emociones vividas, fantaseadas, secretas o compartidas, para cada una única.