Yanne Kintgen

Es difícil distinguir al escultor del pintor, del fotógrafo, ya que las obras de Yanne Kintgen se llaman, hacen eco y se complementan. Pinturas, Esculturas y Fotografía proceden efectivamente del mismo camino. Si le preguntamos por la génesis de su obra, Yanne inmediatamente nos habla de "Él". Ella lo llama así su figura emblemática, su carácter hierático, al mismo tiempo misterioso, anónimo y sin embargo identificable, omnipresente en sus pinturas como en sus esculturas. Entrar en el universo de Yanne significa aceptar inmediatamente seguirlo. Allí encontramos muchos de los males de nuestra sociedad y sus temas recurrentes: la soledad, el aislamiento, la discriminación, las redes, la incomunicabilidad, el individualismo, la relación entre uno mismo y los demás. "Él" fuente de inspiración, también puede ser inspirado y llegar a otros o al más allá; tiene su doble, su triple, su infinito. Su pintura, como su escultura y su fotografía, te hacen querer saber cada vez más, cuestionarte, reír, rezar, rebelarte, conmoverte, con ella; y continuar como "Él" indefinidamente para seguir su camino.