Sébastien Preschoux

Profundamente marcado por el arte óptico, pero también por los valores de la enseñanza de la Bauhaus que aboga por una instrucción basada en el valor fundamental del trabajo manual, Sébastien Preschoux crea incansablemente diseños cada vez más complejos que pueden rivalizar con lo que una máquina podría producir en momentos.

A través de este enfoque crea confusión visual en el espectador y lo incita a cuestionar el origen (humano o mecánico) de su obra. Pero sólo acercándose el espectador puede identificar las marcas del paso de la mano humana, actitud que el artista llama la recompensa del curioso.

Pintando sobre madera o sobre dibujo, el artista inicia un largo trabajo de paciencia y meticulosidad, donde ningún error puede interferir, a riesgo de tener que retomar su trabajo en el punto de partida. Concentración tanto como tensión, tanto psíquica como física, y donde la herramienta, en este caso la mano, no puede fallar.

Para sus pinturas, el soporte de madera que él mismo diseña está cuidadosamente preparado. Los sucesivos lijados del soporte de madera se alternan con la aplicación de varias capas de tinta china sobre las que fijará su contorno en acrílico.

En un negro profundo y absoluto, el fondo revela el patrón de la pintura, la sutileza y el brillo de los colores. A partir de una plantilla elemental, el artista se involucra en el diseño de la forma, una convolución sin fin, anticipando la transición sutil de un color a otro mediante la adición gradual de un pequeño porcentaje del color siguiente. El complejo entrelazamiento de la línea y el progresivo deslizamiento de un color a otro juega con nuestro límite óptico, y nos dejamos hipnotizar por la vibración de la forma y el color.