Olivier Petiteau

Olivier Petiteau "creció" en el sonido repetitivo de las máquinas herramienta en una fábrica. La fábrica cerró. Luego descubrió el vacío y la ausencia. Desde entonces, ha tratado de "decir" la realidad, con obras en relación con su tiempo. Cultivando la duda y la insatisfacción, sólo la experimentación lo hace avanzar. Al igual que François Morellet, su vecino de Cholet, utiliza sistemas cuasi mecánicos. Al igual que Carlos Cruz-Diez, suscribe un formalismo repetitivo. Como Bertrand Lavier, representa el mundo y una forma de lenguaje... En sus obras, líneas, luego líneas y más líneas. Yuxtapuestos, uno al lado del otro, repetidos, todos iguales y todos diferentes, como una señalización en la que los contrastes convocan luz, ritmo, movimiento, profundidad de campo, ilusión. Las consecuencias ópticas y la vibración deben considerarse como un escenario musical de la realidad, con materiales "ordinarios", fabricados industrialmente, y colores de bombas, artificiales y definidos, como simples informaciones colocadas una al lado de la otra. Todo es una ilusión, explica Olivier Petiteau, y mi pintura es una especie de puesta en escena de este espejismo, una especie de ironía pictórica que exagera lo falso para invitar a lo verdadero".