Edgar Manuel Marcos

La composición es para él una verdadera obsesión en el acto de pintar. Su obra está directamente ligada al afán de construcción rigurosa. Edgar Manuel privilegia el retrato. Reúne sensación e intuición, asegurando su mutuo desarrollo. Su investigación se dirige hacia la expresión del sujeto.

Para ello ordena sus sentimientos, combina sus intenciones pictóricas para revelar la relación entre su gesto, la materia, los tonos y sus equilibrios. El pintor necesita confiar una parte de su creación a lo inesperado y al azar; a lo que él mismo no podía imaginar antes de comenzar su lienzo.

Este proceso abre su obra a otra dimensión que va más allá de la representación de lo humano. Sus sujetos parecen así escindirse, flotar, proyectarse hacia un universo paralelo, borrando parte de su ser para significar un nuevo estado de ánimo. Propulsados en una ligera ingravidez, suave a veces melancólica, sus personajes conservan siempre la expresión singular de su carácter.