Filipe Curado

Filipe Curado comenzó su carrera artística en 1998 y desde entonces colabora con múltiples galerías de arte e instituciones culturales. Está representado en varias colecciones públicas y privadas, habiendo realizado más de 50 exposiciones individuales y colectivas. Es un escultor polifacético que presenta en su trayectoria una búsqueda incesante por trabajar con nuevos temas y diferentes materiales. Sin embargo, fue en su serie de esculturas de árboles, explorando toda la morfología y simbología, donde obtuvo mayor reconocimiento.

Para el artista, el arte es un reflejo de la sociedad. Muestra de una manera más imparcial cómo somos y cómo vivimos, pero fue la escultura lo que siempre existió en su imaginación. A la edad de 16 años, hizo su primera escultura y nunca ha parado desde entonces. Pretende transmitir la vida como la ves, o como la sientes. Interprételo y regístrelo según su punto de vista.

Inicialmente considera que el proceso es intuitivo, aparece la primera idea de lo que quiere hacer, luego surgen algunas deconstrucciones de la idea y, a veces, incluso conflictos entre varias ideas, llevando el trabajo a una evolución y construcción mental. Después de idealizar lo que pretende hacer, el proceso es más físico y requiere mucho trabajo técnico hasta materializar la escultura.

En general, se relaciona con temas universales y comprensivos. El árbol ha sido un tema recurrente, pero no el único. A lo largo de su camino, siempre hizo piezas con la imagen del árbol. Es un elemento con el que se identifica, símbolo de vida, de longevidad... Le gusta su carácter espiritual y sagrado. Es una imagen ineludible y no puede desligarse de este tema.

Trabaja esencialmente con piedra, concretamente con mármol portugués blanco, pero le gusta explorar otros materiales como la resina, los metales y la madera.