Philippe Decrauzat

La obra de Philippe Decrauzat implica la mirada a través de su fuerte presencia física que, más allá del juego retiniano, perceptivo, reconfigura el entorno en una renovada relación con la cultura y la historia. A pesar de su pertenencia formal a la abstracción y al arte óptico, la obra de Philippe Decrauzat es más bien el producto de diversas influencias. Los vínculos que ella teje con la historia de las formas pero también con la cultura "baja" operan una mirada entre estos dos mundos considerados respectivamente como elitistas y populares. No procede por simple apropiación, sino que prefiere referencias discretas, entremezcladas e indicativas; elige sus patrones y formas por sus cualidades visuales y espaciales. En una entrevista, el artista explica sus vínculos con este tipo de vocabulario: “Me interesa esta relación directa que el arte óptico establece con el espectador, por la forma en que condiciona la mirada. Sin embargo, a diferencia de los artistas de la década de 1980, no busco desarrollar un discurso sobre las cuestiones ideológicas que acompañaron el desarrollo histórico de la abstracción. Mucho más que dependiente del arte óptico, estoy sobre todo en deuda con prácticas que cuestionan el estatus de la imagen, es decir, las herramientas puestas en marcha por el arte conceptual y el arte pop ”. La distorsión que se produce en estas formas es generada por esta compresión de influencias, esta variación en patrones más o menos dominantes. Pero al mismo tiempo sus referencias a una cultura más “popular” operan para distanciar la experiencia óptica. Este tejido de significado y patrones entrelazados puede verse como un vagabundeo: un uso un tanto despreocupado y desinhibido de un vocabulario riguroso que el artista aborda de lado, a través del juego o incluso en variación como un compositor repitiendo un patrón. Sonido al que imprime su propio modulaciones para crear una dinámica.