ARTHUR DORVAL: FATA MORGANA.

Detrás del hermoso título de Fata Morgana, la nueva serie de pinturas de Arthur Dorval nos transporta a la leyenda artúrica y, más precisamente, al ondulante mundo del hada Morgana. El término hace referencia a las visiones de los marineros que creían ver castillos reflejados en la niebla sobre la extensión del mar, hoy es el nombre del fenómeno óptico que resulta de una combinación de espejismos en el horizonte. Las obras ofrecen en un espacio puro, pintado en monocromo plano, formas cúbicas que se recortan, responden entre sí y flotan como si levitaran. Estas siluetas arquitectónicas juegan entre lo positivo y lo negativo como en la línea del mar que divide el cielo y el mar: las masas se atraen, se seccionan, se duplican, se dividen o se multiplican, pero sobre todo se responden como hermanas gemelas en una inteligente juego de espejos. Arthur Dorval manipula sus simples figuras geométricas para darles volumen y la ilusión de la tercera dimensión mediante su hábil uso de la luz. Sus bellas construcciones radiantes de color rosa, azul y verde, como quimeras, se anclan en los recuerdos y tranquilizan a través del juego de sus simetrías y transparencias.