El Sublime. Las obras de los artistas, presentadas por la galería Séraphine en esta exposición, se inspiran en el movimiento de la vida y buscan transmitir sobre todo emociones. Por lo tanto, podemos abordar las cuestiones de estética desde el ángulo de las emociones.

El objetivo del arte, para Gilles Deleuze, es extraer bloques de sensaciones del caos o el infinito para hacer lo que él llama un "Compuesto de sensaciones". El arte tiene esta capacidad de crear en nuestros corazones y mentes un universo a partir del caos. El director de fotografía ruso Andrei Tarkovsky dijo sobre este tema: "Mi deber es asegurar que aquellos que ven mis películas sientan la necesidad de amar y que perciban la llamada de la belleza". Comprenderás que aquí no hablaremos de arte conceptual contemporáneo, tampoco hablaremos de ilustración de ideas o conceptos. Más bien, pasamos de este arte extremadamente intelectual a un arte extremadamente emocional. Pintura por pintura, sin prejuicios. La obra de arte se convierte en un reflejo de cómo se sentía el artista en el momento en que la hizo, y también puede provocar reacciones emocionales en el espectador. Así, preferiremos utilizar el concepto de "sublime" (desarrollado por primera vez por Pseudo-Longinus) que nos parece más apropiado que el de "belleza". Por eso esta exposición colectiva lleva por título "Sublime". Nuestro punto de vista es que la "belleza" es un concepto demasiado encerrado en los límites sociales y los prejuicios culturales. Lo sublime abarca una experiencia humana más universal. El alma o parte sentimental y pensante en nosotros se eleva tendiendo a la grandeza. Nos sentimos ante algo que nos abruma. Es innegable que uno puede encontrar lo sublime en la naturaleza, pero también en la cultura. La historia del arte está llena de ejemplos de pinturas que provocan los sentimientos más fuertes, capaces de llevar al espectador al éxtasis. Y eso es precisamente lo que hacen nuestros artistas. Exactamente, como hacía Séraphine de Senlis en sus creaciones pictóricas. Y de hecho, la neurociencia es hoy testigo de este fenómeno.

La investigación de Jean Pierre Changeux, por ejemplo, tiende a explicar el efecto que se produce en nuestro cerebro y nuestro sistema nervioso al contemplar una obra de arte. Provoca una reacción intensa en el cerebro, se inflama el sistema límbico y la corteza prefrontal. El espectador no sólo queda asombrado, sino deslumbrado, abrumado, casi hipnotizado. Y no se trata solo de la activación de las neuronas de placer y recompensa, como la dopamina. Como las neuronas del conocimiento están muy cerca de las neuronas de la recompensa, hay una especie de conciencia, una resonancia entre las emociones y el razonamiento. Es por eso que aquí apoyamos la idea de que el concepto de "sublime" brinda mejores medios para comprender este fenómeno.

- Iva Chirpanlieva