Paul Alves

Paul Alves es uno de esos artistas que transfiguran el alma... ¡Si la abstracción es lírica, la suya se vuelve carnosa!

En efecto, la envoltura se borra y sólo deja transpirar por los poros del lienzo lo sensible y el corazón, sólo el sentir y el movimiento de las almas nutren y guían su mano siniestra... La del corazón.

¡Él pinta con pasión! No es solo una cosa mental...

Con un rumbo atípico, contrario a lo que se pudiera concebir, Paul Alves trasciende el color para magnificar las emociones en los materiales. Su abstracción es finalmente acunada por todo su ser.

De formación jurídica, tiene sin embargo un alma errante, en busca de la humildad por supuesto, pero sobre todo de los estallidos de luz...

¿Su leitmotiv? crear emoción en su contemporáneo! Dar materia, nutrir el espíritu, en definitiva dar un placer pictórico a los demás.

¡Paul Alves es un hombre de acción y eso es lo que pone en su lienzo! Como un general llevado por el olor a pólvora, ¡es "tomar" el lienzo lo que le importa! ¡Una lucha entre el hombre y el apoyo!

Codearse con brutalidad para sacar cierto "candor" y sobre todo ¡ganador!

Como el payaso que, como el lacedemonio, sonríe ante la mordedura de un zorro (El pintor de la vida moderna, Charles Baudelaire), Paul imita la vida y lucha con ella sobre el lienzo.

A veces crudo, pero siempre delicado con esas raicillas de tinta o cáscara de nuez que llevan toda la savia de este pintor en sus obras.

Generalmente son los materiales los que guían sus sentimientos frente al lienzo virginal. Incluso se podría considerar un velo que a menudo cae sobre la tierra arrasada jugando con las transparencias, a veces enmascarando los materiales...

Algunos podrían imaginar ver su trabajo como un resurgimiento del expresionismo abstracto usado por Pollock o Rothko, pero está más cerca de las sensibles obras de artistas asiáticos como Zao Wou-Ki...

De los Vosgos a Asia hay un solo paso, la obra de Pablo lo borra llevándose toda la esencia. La naturaleza lo sacude...

Esta referencia de Rimbaud no es para subrayar la oscuridad de la obra de Paul Alves sino para resaltar la sensibilidad a través de la "oscuridad".

Quizás tristes, a menudo alegres, estos lienzos son un reflejo de sus profundidades. No el retrato de Dorian Gray, por supuesto, sino simplemente un hombre libre que vive su pintura con la mayor honestidad posible.

Siendo la sensibilidad su hilo conductor, evitemos sabotearlo poniéndolo en manos de alguna Ariane...

Rémi Tamain, comisario independiente de exposiciones, Chevalier des Arts et des Lettres y fundador de La Porcherie.