Sande

El trabajo de Sande no forma parte de ningún movimiento artístico concreto; no pretende expresar la riqueza interior de su creador. El artista empieza a pintar jugando, y pronto ese juego se convierte en una forma de reflejar inquietudes o deseos, exteriorizar la realidad de su vida. Cada pieza nos muestra pequeños micro-mundos en los que el color, las texturas y las formas sinuosas y curvas destellan como estrellas fugaces, atrapadas dentro de una historia con principio y fin. Sus composiciones suelen estar encapsuladas, cerradas por un hilo visible que contiene toda la magia, la energía y los sueños en una lágrima contenida. Es un espacio inalterable, atemporal, un caos ordenado, sin reglas ni reglas. En ese lenguaje ingenuo, desprovisto de maldad, más primitivo que racional, encontramos la presencia de ojos y labios como único nexo con la realidad sensorial. El collage, caracterizado por la carga material de los elementos añadidos, confiere una textura que provoca que el espectador se acerque y toque, seduciéndonos invitándonos a ser parte de sus sueños. Las imágenes u objetos reales se encierran dentro de su propio mundo, flotando en aguas de colores primitivos en las que los objetos cotidianos se transforman en pequeños tesoros sumergidos en el mundo de la intuición. Sande nos brinda la oportunidad de despojarnos de todo lo preconcebido, entregándonos sus deseos más íntimos en pequeños pedazos llenos de vida.